Todavía ni asoma el 2026 y ya traen la carreta hasta arriba varios personajes que, entre el deseo y la ocurrencia, se sienten candidateables para la gubernatura y las alcaldías. Algunos con posibilidades reales… otros nomás porque soñar no cuesta.

Morena: los que iban, los que se fueron y el que se quedó

En la lista guinda, la que arrancó como caballo desbocado fue Andrea Chávez, senadora de Morena, quien se sentía más que apadrinada por Adán Augusto López. Iba tan adelantadita que ni el jalón de orejas desde Palacio Nacional la hizo frenar. Pero dicen los que sí saben leer entre líneas que la Barredora fue quien la sacó del juego… aunque hay que decirlo: la barrida se la dio solita y sin casco.

Otra que traía el boleto medio doblado era Ariadna Montiel, pero en los pasillos morenistas cuentan que le dejaron claro que la quieren más como delegada nacional del Bienestar que como aspirante estatal. Además, seamos francos: en Chihuahua su nombre no pesa, y en política el desconocimiento también cobra factura.

Quien sí aparece en todas las quinielas es Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Juárez. Trabajo territorial, alianzas bien amarradas y una estructura que no se improvisa. No fue casualidad que, en la última visita presidencial, Claudia Sheinbaum mandara un mensaje más claro que el agua al pedirle a la delegada de Bienestar que se hiciera a un ladito para dejar hablar al alcalde. Traducción política: Cruz está en la conversación y daría pelea seria en 2027.

El PAN: desde la aldea de los Pitufos

Del lado azul, el nombre que más ruido hace es el de Marco Bonilla, alias “el Boni-baches”. Es el más adelantado, el más desesperado y, paradójicamente, el que más errores ha cometido. En su obsesión por ser candidato, tiene la capital abandonada, anda de figurín en todos lados y hasta se dio el lujo de faltarle al respeto a la mandataria estatal Maru Campos en el desfile del 20 de noviembre. Dicen los enterados que Bonilla ya está fuera, aunque él todavía no se ha dado cuenta.

Quien suena cada vez más fuerte es Gilberto Loya, secretario de Seguridad Pública Estatal. Se comenta —porque en política nada se confirma pero todo se filtra— que en su reciente viajecito a Roma le dieron la unción. Apoyos tiene, estructura también, también trae conque sin contar que cada vez aumentan más las Gilberfans.

Pero como siempre, los tiempos dirán quién es el bueno y quién se queda nomás en la foto.

El comodín: alianza obligada

Y ya al final, pero no menos comentado, aparece Tony Meléndez, el “vocalista de Primavera”. Eso sí, solo tendría viabilidad en una alianza PRI–PAN, porque en solitario no le alcanza ni para el coro.

Los tiempos irán acomodando las piezas y dejando fuera a los que corren antes de tiempo. La carrera rumbo al 2027 será cerrada, ríspida y sin margen para improvisados.

Y como siempre, la última palabra no la tendrá el micrófono ni las redes… la tendrá usted en las urnas .